Alhambra y Albaicín, un triste duelo

Estoy convencido de que si el PSOE gobernara el Ayuntamiento de Granada, hace tiempo que habría firmado con el patronato de la Alhambra un convenio para beneficiar económicamente el Albaicín. Y lo que ahora Mar Villafranca, directora del patronato del monumento, llama “una extorsión del PP” sería una amistosa colaboración con los representantes municipales. Pero esa ficción es imposible.

La reclamación periódica que hace el alcalde Torres Hurtado al patronato de dos euros por cada entrada vendida está entre el chavico y el impuesto revolucionario. El alcalde a veces parece un niño vestido de flamenco pidiendo para la Santa Cruz y otras un desalmado que no respeta la cartera ajena. Depende del tono que emplee: el ruego de un pobretón o la exigencia del poderoso. En cualquier caso, como ha quedado probado, la petición cae en saco roto.

El alcalde no sabe ni ha sabido nunca hablar con Villafranca con el respeto y la lealtad debida. Su aire de suficiencia varonil, por decirlo con finura, ha condenado al fracaso cualquier posibilidad de entendimiento con el patronato de la Alhambra. Antes de que Javier Arenas perdiera la partida de conquistar para el PP el gobierno regional, Torres Hurtado amenazó hasta la saciedad y con verbo autoritario con que su partido recuperaría para el ayuntamiento la gestión de la Alhambra.

El alcalde fió sus venganzas políticas a la victoria de Arenas y como el candidato a presidir la Junta no logró sus objetivos todo aquel batiburrillo de conquista de la Alhambra, sumisión de Sierra Nevada e instalación de ascensores encima del Rey Chico quedó en una clamoroso ridículo.

Con estos antecedentes lo de los dos euros por entrada es como un chiste de velatorio. Para mal de la ciudad, del Albaicín y de los granadinos.

Puedes escuchar aquí la columna de opinión de Alejandro Victor García. 14 de enero de 2015.